martes, 19 de mayo de 2015

Una iniciativa sorprendente

 
He leído un artículo reciente en BBC Mundo sobre una iniciativa del gobierno brasileño, que me ha impactado bastante y quisiera compartirlo con vosotros.
Esta iniciativa brasileña nació de una comprobación : las cárceles de Brasil están superpobladas. La población carcelaria va creciendo, con 514 600 reclusos cuando la capacidad máxima es de 314 000. Además, las penitenciarias no están vistas como centros de rehabilitación sino como escuelas de criminalidad, donde es difícil romper con su pasado criminal. La situación es tan dramática que fue criticada por las Naciones Unidas. Un juez, José Henrique Mallmann decidió atacarse al problema. Según él, la lectura, como los estudios o el trabajo, es una forma de rehabilitación para los delincuentes brasileños. En 2009, el gobierno brasileño concretó la idea del juez Mallmann y la aplicó a cuatro cárceles federales del país. Así, con este sistema, los reclusos ven sus sentencias descontadas de 4 días cada mes si leen un libro en este período y si pueden presentar una reseña del mismo. En un año de lectura, el juez puede descontar hasta 48 días de cárcel.
Esta medida es el fruto de una volontad de reformar el sistema penitenciario. Las bibliotecas de los establecimientos carcelarios concernidos proponen una gran variedad de libros. Así, los reclusos pueden elegir entre obras literarias, filosóficas, clásicas o científicas.
Pero esta iniciativa no tiene solo partidarios y muchas personas no están de acuerdo para que la lectura permita a un criminal salir de la cárcel antes del cumplimiento de su sentencia. El juez Mallmann contesta que el derecho a la lectura, a la cultura y más simplemente al placer es tan legitimo como el derecho a los estudios y al trabajo. Esta medida divide la opinión, sin embargo es necesario buscar una solución al problema de las cárceles superpobladas.

Yo terminaré evocando la situación de las cárceles francesas, similar en muchos aspectos a las brasileñas. Actualmente, el índice de ocupación de los establecimientos penitenciarios es de un 114,5%. Una escritora francesa, Anne Bragance, ha publicado una novela Remise de peines sobre este tema. El protagonista quiere persuadir al Ministerio de Justicia que la lectura es capaz de dar una segunda oportunidad a los reclusos. La escritora se empeñó en defender en la realidad este proyecto ante las instituciones judiciales de nuestro país porque ve en los libros una « forma de consuelo, un medio de salvaguardia y un vector de plenitud ». Pero tuvo que abandonar su proyecto juzgado utópico por los directores de establecimientos penitenciarios.

A ver… Ahora me gustaría conocer vuestras opiniones sobre esa medida brasileña. Espero vuestros comentarios.
Fuentes:


 
De Léa Salvi.